Desde que fuera militarmente invadida y hasta el presente, la Nación Mapuche vive en su propio país bajo una situación de colonialismo interno impuesto por la fuerza estatal argentino -chilena que le impide desarrollar su potencial político, cultural y material. Ello impacta en todos los ámbitos de su vida individual y colectiva: despojo territorial, pobreza material, objetos de un sistema jurídico, de salud y educativo basado en concepciones y una lengua extranjera que despersonalizan la conciencia nacional de sus miembros. Los mapuche viven condicionados política y jurídicamente a ser tratados como un pueblo de segunda clase por las leyes vigentes: no deciden siquiera sobre sus propias formas de nacer, ni de morir.
Así, conocimientos como el Wiñoy Xipantu han sido tergiversados por la imposición de un santoral (San Juan), hechos que han confundido su sentido primordial. Similar confusión ocurre con la celebración única del año nuevo en diciembre-enero, como imposición que responde a la lógica criolla-europea pues en el hemisferio norte de la tierra es invierno, mientras aquí es verano y nada nuevo hay en la naturaleza.
Bajo esas condiciones, la vigencia del idioma como fuente de conocimiento y vinculo que construye conciencia nacional-político-cultural-territorial, permite la tarea de esclarecimiento para dotar de nuevos sentidos a la significación contemporánea del Wiñoy Xipantu: el paso a una conciencia nacional como parte fundamental de un proceso mayor de fortalecimiento político que tan necesario se presenta para las actuales generaciones mapuche en su desenvolvimiento en todas las áreas del quehacer humano.
Así, de ser un hecho de conocimiento objetivo, el Wiñoy Xipantu se proyecta socialmente como un momento de soberanía política, cultural y territorial que la/os mapuche ejercen en su país natal, Wajmapu, y se constituye también en una oportunidad para el conjunto político e institucional dominante en el País Mapuche: reconsiderar la proyección política que saberes como estos entrañan para un contexto de convivencia entre identidades étnico-nacionales distintas (mapuche, argentina, chilena) en un mismo espacio territorial, pudiese ser de ayuda para tomar conciencia que la entidad política de los mapuche en su condición de nación, es insoslayable en la articulación de todo proyecto de sociedad futura en Wajmapu.
Buena parte de los límites y las posibilidades de construcción social de esa convivencia política respetuosa de los derechos de unas y otras nacionalidades, se juegan por el momento en el campo de disputa de las instituciones estatales de todo tipo: política, judicial, legislativa, educativa, salud, etc. Ello hasta que los mapuche se decidan a proyectar sus actos de soberanía en la construcción de sus propias instituciones en cada uno de esos campos como forma real de garantizarse un futuro.
Felepe may!!
Mariciwew anay!!