En la columna de géneros de Hoja de ruta, “Con anteojos violetas”, la periodista de LRA 18, Inka von Linden nos lleva a reflexionar sobre qué tipo de lenguaje queremos. La propuesta es pensar en uno que contenga a cada una de las personas que son parte de nuestra sociedad.
Uno de los caminos, porque hay varios y en distintas áreas, es desarmar las estructuras simbólicas y culturales sobre las que se sustentan las desigualdades por motivos de género. Cuando hablamos de estructuras simbólicas y culturales nos referimos a lo que leemos, lo que vemos y también lo que decimos, y ahí aparece la lengua y sus usos lingüísticos.
La lengua castellana no es neutral, presenta usos lingüísticos excluyentes, que son formas que priorizan el género masculino por sobre otros e invisibilizan, excluyen a otras comunidades que conforman a nuestra sociedad. Y todo aquello que no nombramos o nombramos de manera poco inclusiva, queda fuera de nuestras enunciaciones y, por lo tanto, se vuelve invisible.
En este punto aparece la famosa frase que esta semana circuló por redes sociales y medios comunicación: “lo que no se nombra no existe”. Se refiere a que invisibilizar a ciertas personas y sectores sociales, sustenta relaciones de poder que oprimen y sobre las que se re-producen históricas desigualdades e injusticias.
¿Cómo lograr un uso lingüístico que incluya a cada una de las personas que son parte de nuestra sociedad? En esta columna jugamos para aprendamos entre todos, todas y todes a hablar de manera que no se excluya a nadie.
Hoja de Ruta| Equipo: Andrea Miranda, Elena Yrrazabal y Amanda Khöler| Operación técnica: Luis Villegas| Imagen ilustrativa|