En la primera edición del Panorama Nacional, Mario dedicó su espacio a retratar la figura de Martín Miguel de Güemes al cumplirse 200 años de su muerte. El líder de la Guerra Gaucha que frenó el avance español con sus tácticas guerrilleras, fue el foco de análisis en esta ocasión.
Giorgi expresó en su editorial: “En la narrativa histórica dominante Güemes fue también víctima del odio. Considerado traidor del grupo aristocrático al que renunció para entregarse a la lucha por la Independencia juntando pueblo. Por orden de Belgrano fue el responsable de una forma de movilidad ascendente del fuero gaucho, que les permitió a los peones emblema de la otredad, que sean tratados como hombres libres por prestar servicio en las batallas independentistas. Temas de digestión pesada para los señores poderosos de Salta, Jujuy y Tucumán. Recuerda el maestro Norberto Galasso, una carta de Güemes a Belgrano cuando el héroe le pidió a las familias ricas ayuda para que se puedan financiar los gastos de la defensa sin tener resultados. “Creía que asustando un poco a esos caballeros, se ablandarían y me socorrerían, pero me engañé-. Hice correr la voz de que los llevaría en la vanguardia y que para quedarse darían alguna cosa para ayuda de los que trabajan. Pues con todo ese aparato no he conseguido más que calentarme la cabeza. Se juntó el vecindario en la casa del alcalde de primer voto, y entre todos apenas han dado cuatro porquerías con que han auxiliado a 30 gauchos. Y esto dando a uno, una camisa, a otro un poncho de picote y a otro un pedazo de jerga vieja”. Como vemos 200 años igual. Contra el invasor realista y contra la aristocracia miserable, debió luchar este hombre. A los ricos les impuso fuertes tributos y aportes forzosos. Suficientes para que fuera odiado por la clase alta, para la cual según historiadores conservadores, Güemes fue el responsable de hacerles conocer derechos a la plebe y al mulataje. Tras repasar las barbaridades que se le imputaron desde la derecha conservadora y sus historiadores, la verdad revela que las familias de la oligarquía salteña odiaban a Güemes. Y que la lucha de clases se presentaba muy clara en el norte argentino. De un lado, el pueblo y su caudillo, adorado por los gauchos: protector y padre de los pobres. Y del otro lado, los privilegiados. A pesar del dilema entre la cuestión nacional y lo social, Güemes con sus gauchos le aseguró a San Martín el control de la frontera norte, clave para que el Libertador encare las campañas de Chile y Perú”.