La historiadora y gestora cultural destacó la realización del Primer Congreso Internacional Yupanquiano, que se desarrolló entre el jueves 7 y el sábado 9 en las ciudades de Córdoba y Cerro Colorado reuniendo espacios musicales, de formación y de reflexión. Cristina González Bordón afirmó: "Trajimos a Atahualpa Yupanqui al siglo XXI".
En ese sentido, sostuvo que "la idea fue traspasar la antorcha de las nuevas generaciones" y señaló que una de las conclusiones del Congreso es que "lamentablemente la obra de Yupanqui no está estudiado en la currícula de las escuelas". "Son pensadores que nos dejaron además del arte, un pensamiento filosófico", subrayó la integrante de la Fundación Atahualpa Yupanqui.
El Congreso, con entrada libre y gratuita, centró sus dos primeras jornadas (las del jueves 7 y viernes 8) con sede en el Centro Cultural Córdoba, a repasar la obra del músico y poeta Atahualpa Yupanqui y de la pianista y compositora Nennette Pepin Fitzpatrick (Pablo del Cerro), su compañera musical y de vida.
Allí se abordaron aspectos de la obra de Yupanqui y de su pensamiento filosófico, además de fomentar la producción de nuevos compositores de la música de raíz folclórica argentina.
En ese contexto se desarrollaron exposiciones de especialistas, presentación de trabajos de investigación y ensayos, presentación de nuevas obras de compositores, Feria del Libro Yupanquiano y del Folclore, conclusiones y un cierre donde el Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, hizo la entrega de premios a las obras seleccionadas y se realizó un recital con figuras de la escena nativa.
El sábado 9, en tanto, se inauguró la Biblioteca y Archivo en Centro Cultural Casa-Museo “Agua Escondida” de Cerro Colorado, con autoridades de la Universidad del Salvador (USal), casa de estudios que llevó adelante el registro, la conservación y la puesta en valor de los libros y papeles de Atahualpa y Nenette.
Atahualpa nació el 31 de enero de 1908 en un paraje del partido bonaerense de Pergamino, pero su música abrazó acentos regionales que desbordaron a la zona pampeana.
Hijo de padre ferroviario, estudió violín y guitarra desde los seis años con el profesor Bautista Almirón, que le presentó un horizonte distante del mundo rural que lo circundaba. Los preludios de Fernando Sor y las transcripciones de Schubert, Liszt, Beethoven, Bach, Schumann lo encandilaron de inmediato.
A los 19 compuso "Camino del indio", una canción simple de su infancia tucumana que luego se convirtió en un himno de la indianidad. Y más tarde, en tiempos del primer peronismo, fue perseguido y encarcelado por su afiliación al Partido Comunista, que declinó años después.
En 1949 buscó un aire nuevo en tierras europeas, donde logró el cobijo artístico de Edith Piaf y encontró el éxito internacional.
La obra de Atahualpa se popularizó a nivel local en los años 60 con el impulso de Jorge Cafrune y Mercedes Sosa, quienes grabaron sus composiciones.
Registró 325 canciones entre las que sobresalen "La alabanza", "El arriero", "Basta ya", "Los ejes de mi carreta", "Le tengo rabia al silencio", "Piedra y camino", "Viene clareando", "Chacarera de las piedras", "La hermanita perdida", "Camino del indio", "Zamba del grillo", "Milonga del peón de campo", "Luna tucumana", "La añera", "La pobrecita", "La flecha", "El alazán", "Madre del monte", "A qué le llaman distancia" y "Milonga del solitario".
Pero, además, la obra de Yupanqui comprende la literatura y la poesía, territorios donde también puso en acto otras aristas de su pensamiento filosófico.
Etiquetas: Atahualpa Yupanqui, Cristina González Bordón