El ataque ocurrió el 17 de marzo de 1992 y destruyó completamente la sede de la delegación diplomática ubicada en la esquina de las calles Arroyo y Suipacha, en la ciudad de Buenos Aires.
En el hecho murieron 29 personas y más de 200 resultaron heridas.
Nunca hubo un detenido, ni siquiera un sospechoso, y en algún momento se acusó al jefe militar de la organización libanesa pro iraní Hezbollah, Imad Mugniyeh, aunque no se pudo aportar una sola prueba.
Mugniyeh fue asesinado en Damasco, Siria, con un explosivo que estalló en el cabezal del asiento de su vehículo en febrero de 2008.
El expediente por el atentado a la Embajada recayó en manos de la Corte Suprema de Justicia por haber ocurrido en una delegación diplomática.
En 2014, el entonces presidente del máximo tribunal de Justicia, Ricardo Lorenzetti, sugirió que el caso estaba cerrado y que era cosa juzgada.
Al día siguiente, la Corte informó que en 2001 fue detenido en Jordania un sujeto que se llama Hussein Mohamad Ibrahim Suleiman, quien admitió que le entregaron los explosivos en la Triple Frontera y que los transportó a Buenos Aires en un micro.
El individuo nunca vino a declarar a la Argentina ni tiene orden de captura ni se entiende por qué no se lo extraditó en los 20 años transcurridos.
En 2017, el Congreso de la Nación sancionó la ley 27.417 que establece el 17 de marzo como el Día de Solidaridad con las Víctimas del Atentado a la Embajada de Israel y establece que esta temática sea incorporada, a través del Consejo Federal de Educación, en el plan de estudios de las escuelas argentinas.
Recordamos el atentado a partir de testimonios conservados en Archivo Histórico de Radio Nacional.
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