En muchos países desarrollados la reina de la Vendimia es la mejor cosechadora; la reina del Dulce es la que hace los dulces más ricos y la reina de Holanda es la que más enamoró al rey pelirrojo.
En las monarquías – absurdas en este siglo -pero necesarias para las revistas de moda y chimentos, se heredan los cargos sin meritar las aptitudes, algo que menos mal no sucede en nuestra Provincia porque si no aún seguiríamos con la trichozna de Delia Larrive Escudero, primera reina vendimial en 1936.
Dicen que Estefanía Correa reina distrital de Guaymallén, – a quien no conozco- pero aseguran que es muy querida en su pueblo, simpática, dulce, inteligente…es gorda y si la avalamos entonces estaríamos haciendo apología de una enfermedad, como lo es la obesidad.
La obesidad es una enfermedad recuperable pero no curable. Y se lucha toda la vida con esto, como lo hacen los celìacos, los diabéticos, etc. El problema es hay comida por todos los rincones que uno pueda imaginar. No pasa los mismo con los alcohólicos, que si dejan la bebida pueden vivir perfectamente, pero no se puede vivir sin comer. En el caso del sobrepeso, es como convivir permanentemente con el enemigo… haciéndote cómplice de los sanguches de miga, pero con una sola tapa y de las etiquetas light.
Lo “bueno” de esta enfermedad es que no es invalidante, ni socialmente perjudicial. Se aprende a saber que los talles XXLL son una mentira y que los comerciantes ahorran en tela y te hacen sentir un ser extraterrestre cuando las vendedoras murmullan entre dientes “nooooooooo… para vos no hay….”. Se aprende a saber que a las rubias esbeltas tipo Pampita también se les mete los cuernos y que las curvas perfectas no te aseguran que el amor de tu vida no se vaya detrás de alguna con otros rollos. Infinidades de veces se cumple a rajatabla el refrán de “la suerte de la fea, la linda la desea”… y sino miren con quien terminaron los sex symbol: Sandro con Serra Lima, Garaventa, etc. es el ejemplo más acabado. Todo esto se aprende en la vida: los lindos-rubios-ojosclaros es sólo una posibilidad genética heredada de una mayoría de fracasados europeos que vinieron de los barcos a “hacer la América”.
Parece que los mendocinos necesitamos que haya reina de nuestra fiesta máxima. Porque si decimos embajadora, representante, o algo que nos saque de la única monarquía que nos representa ante el mundo (perdón, gracias Máxima por estos últimos años) la Fiesta de la Vendimia sería como una jaula sin pajaritos. De ahí que lamentablemente y por la eternidad el título será de reina.
Pero señores y señoras detractoras de las Estefanías, hay reinas feas, como Camila Parker de Inglaterra; hay realeza mala, gorda, anoréxica y con mala suerte como Grace de Mónaco, que se tuvo que bancar tres hijos indomables , un marido aburridísimo que no la dejó trabajar y murió joven en un accidente absurdo .
Hay que refrescar cada tanto a los mendocinos y mendocinas que la reina de la Vendimia es de la Vendimia no de la Belleza.
Deberíamos tener un gran concurso de belleza y que se presenten sólo las bellas. No importa que sean tontas, ilustradas, capacitadas, talentosas. Que sean bellas y punto.
En tantos años de ejercer el periodismo y de cubrir Vendimias he visto hasta en las reinas infantiles de la Vendimia cómo los padres pellizcan a las nenas en sus mofletes adelgazados a último momento para que parezcan más rosaditas y le inculcan que son las más bellas del mundo, que tienen que ganar… y se enojan y arman lío si pierde su tesoro adorado en manos de un jurado malvado que ya tenía su niña predilecta elegida de antemano. Enseñanza nada buena para esas inocentes almas que acarrearán de por vida el “perdí por acomodo, según me dijo mi mamá”, frustración muy difícil de superar en épocas de cosecha de mentes sanas.
Pobres niñas, pobres padres, y pobres los que integramos esta sociedad que quiere seguir insistiendo con un paradigma de belleza que ya no existe más. El feminismo logró que la mujer ya no sea objeto, sino sujeto de derecho.
Y como sujeto de derecho todas las mujeres deben presentarse en los concursos de lo que sea. Las reinas de la Vendimia nunca fueron ejemplo de nada, sí lo han sido las que luego de haber sido tocadas por la barita mágica se han ido esforzando para crecer y transformar la sociedad que les tocó enfrentar con ese sello indeleble que llevan todas de haber sido las únicas mujeres aclamadas por todo Mendoza una noche en el Frank Romero Day.
Ana María Giunta, la gran actriz mendocina, denunció muchas veces discriminación en el ámbito actoral por su obesidad. Sin embargo triunfó en los escenarios, en la vida plena que tuvo, por la valentía de decir… como la canción de Mihanovich “Soy lo que soy”.
Brindo por las reinas obesas, ciegas, sordas, paralíticas, que tienen valores mucho más importantes que nacer lindas. Esas son las luchadoras que se merecen ganar en la vida, porque todo les cuesta más.
Brindo por la igualdad de oportunidades. A las modelos de ropa (mal denominadas modelos, son pasadoras de prendas de vestir) que no están saludables, asegurémonos de que los planes médicos las ayuden y se reconozca realmente y en la práctica los trastornos de alimentación como una enfermedad.
Brindo porque las mujeres que quedan embarazadas sigan siendo reinas. Y por las que no pueden tener hijos también.
Brindo por una Vendimia en donde participe Capital y Malargüe y que haya reyes de la Vendimia también. Que sea una Fiesta y que sean rey y reina simpáticos y que lleven un mensaje al mundo de que Mendoza tiene los brazos, el corazón abierto a los turistas y más ahora con el aeropuerto tan lindísimo que tenemos, el más moderno de la Argentina.
Ser gorda en este país para algunos ignorantes es como ser ciudadano de segunda, como un problema racial o religioso, pero es en este país enfermo por los cánones de belleza y juventud que supimos heredar.
Estefanía Correa, la reina vendimial de Colonia Segovia en Guaymallén ya es reina de corazones. Ya ganó, fue la que puso por primera vez el tema en la mesa de vinos, se animó y con valor sabe que es especial y que aunque no gane este concurso de belleza que se armó en torno a la reina de las vendimiadoras, marcó un antes y un después en una fiesta en donde esperemos algún día de algún año se premie un modelo de vida y de valores, no sólo un rostro bonito heredado genéticamente.
¡Salud Majestad ¡
Lic. Gabriela Figueroa
Directora LRA 6
Radio Nacional Mendoza
Etiquetas: Estefanía Correa, polémica, Reina de la vendimia