Juan Cruz Rodríguez, joven andinista de 23 años, es de Entre Ríos y desde el 2017 está en Mendoza, vino a estudiar la carrera de guía de Montaña y se recibió en plena pandemia, en diciembre del 2020.
En una nota con LV4 NACIONAL SAN RAFAEL, contó cómo fue el hallazgo de los cuerpos de Roberto “Leroy” Villa y Nicolás Ibazeta, andinistas extraviados en junio del año 1996.
Rodríguez, en su relato dijo: “El viernes 16 de abril, me tomé un colectivo me fui hasta Las Vegas, Potrerillos, allí empecé a caminar, estuve 8 horas caminando, hasta el primer campamento.”
“Decidí ir para el cerro El Plata, porque había allí, estado el año pasado, en la misma cara Sur, haciendo un intento y no pudimos conseguirlo. Así que estaba con muchas ganas de volver para poder completar la ascensión.”
"Este fin de semana, los chicos con los que suelo ir estaban complicados con el trabajo. Yo, tenía en mente, si no me podían acompañar me mandaba solo. El terreno es súper accesible, lo más importante es controlar los tiempos, la meteorología, y la altura sobre el nivel del mar. En esta ocasión haces caminata, una ascensión por tránsito Glaciar, caminas por arriba del glaciar a 5500 metros y después te desvías al filo.”
“Arranqué la ascensión el día domingo 18, a las 4 de la mañana, ese día estaba súper despejado el cielo, no hacía tanto frío, eso fue muy importante. Con muchas dudas de cómo me iba a ir. A medida que iban pasando las horas, cada vez estaba más alto, y se iba haciendo posible la ascensión.”
Refiriéndose al momento del encuentro de los cuerpos, expresó: “Fue bastante fuerte, había mucha calma en el ambiente, estaba muy tranquilo en día, soplaba un poco el viento, pero lo normal y se me presentaron muchas dudas, lo que más pude divisar fue la ropa, los colores, el equipo técnico que tenían, y fue un momento bastante impactante.”
“Los vi bastante cerca, pero no estaba al lado todavía, los vi arriba, mío. Yo estaba caminando en el filo y ellos también, pero me faltaban algunos metros para llegar. Se encontraban como en un reparo, bastante resguardados, por eso es que no los vi desde tan lejos. Venía hablando solo un poco, alucinando y pensando que venía bajando gente del cerro, pero después, cuando vi eso, también volví a pensar que estaba alucinando, hasta que me di cuenta que no.”
Juan Cruz Rodríguez comenta que, por la altura, hay menos captación de oxígeno, esto genera procesos de adaptación, que, si no son los adecuados, la mente viaja sola y más estando sin compañía.
Consultado acerca del lugar del encuentro nos dijo que, “por ese lugar mucha gente no va, no sube por esa cara del cerro. Han subido, pero no han pasado cerca, ellos estaban resguardados. Por dónde subí, muy poca gente lo hace.”
A cerca del camino que él decidió realizar cuando comenzó el ascenso, expresó que: “mayormente tenía pensado por dónde ir, pero cuando salió el sol, me tuve que tirar a la izquierda, a la roca, al acarreo, porque la nieve se ablandó.”
En cuanto al momento del hallazgo de los cuerpos, y con respecto a la decisión a tomar contó: “lo principal y lo más urgente en ese momento era salir a la cumbre, para poder bajar por la ruta normal, fue lo primero que se me ocurrió, no perder más tiempo en el lugar. Yo sabía que era lo más seguro para el itinerario. Una vez que llegué a la cumbre seguí por la ruta normal, que es más rápida igual demoré unas 5 horas bajando hasta los refugios, (en ascenso estuve unas 8 horas y media, más o menos).”
En relación a las hipótesis a cerca de la muerte de los andinistas, indicó, “que quizás haya sido el cansancio, ya que al parecer ellos habían ascendido y estaban bajando, la escena era que se estaban resguardando, para pasar la noche o tratar de pasar el día, tratar de descansar. Ya que justo esa semana hubo un temporal, y puede haber sido por eso.”
Luego del hallazgo de los cuerpos y de tomar la decisión de hacer cumbre, indico: “bajé, hice dedo para llegar a mi casa ese domingo, informé a un conocido, que él iba a saber qué hacer, y él dio el aviso. El lunes se activó el protocolo, me empezaron a llamar. Primero se enteró la familia, después la patrulla, la fiscalía y desde el comienzo todas las probabilidades era que fuesen ellos. Después nos organizamos para subir de vuelta al cerro, pero esta vez el camino iba a ser al revés, íbamos a ir por la ruta normal y bajaríamos por dónde yo subí.”
Respecto a su dialogó en algún momento con familiares de Roberto (Leroy) Villa y Nicolás Ibazeta, dijo que, tuvo varias posibilidades de hablar con familiares.
“Estuve el sábado en Uspallata, con la familia de Leroy, charlando mucho, estaban muy tranquilos, contentos con todo lo que ocurrió, ya pueden estar en paz, sabiendo que los chicos habían estado en la montaña, intentando pasar el temporal. Que hayan sido encontrados, da más tranquilidad, más que nada para los padres.”
En el final del diálogo, Rodríguez contó cómo fue que llegó a Mendoza. “Me vine acá a estudiar y acá es hermoso, es ideal para hacer montañismo, nuca pensé que iba a tener una experiencia de este tipo, desde chico viví en el Bolsón y allí también iba a la montaña.”
Y con respecto a lo vivido dijo: “yo ese fin de semana estuve hablándole a la montaña, pidiéndole permiso, diciéndole que sólo quería estar allí de forma respetuosa, que quería subir el cerro, conocer por ahí. Me tocó ver algunas avalanchas y ahí fue que le hablé con mucho respeto, por favor déjame pasar, la montaña fue muy generosa, al extremo” -concluyó Juan Cruz.
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