El proyecto fue liderado por el investigador de Conicet en el Instituto de las Culturas (Idecu, Conicet-UBA)-, Kevin Lane, y permitió restablecer el funcionamiento de la represa, en la Cordillera Negra en Perú, que ya comenzó a proveer agua a comunidades de la zona. Patricia Chaina, periodista especializada en temas agropecuarios, pudo entrevistarlo, compartió detalles de la obra y explicó la transcendencia de la misma.
Ricococha Alta es una represa construida por el pueblo de los Huaylas y después retomada por los Incas (1400-1532 d.C.) en un momento de un cambio climático cuando, en general, los Andes se volvieron más cálidos y secos impactando seriamente en el abastecimiento de agua.
Lane lideró la rehabilitación de la represa con mano de obra y técnicas de construcción locales (piedra y arcilla) y también agregaron geomembrana en el interior del núcleo para mejorar el represamiento de la estructura, informaron desde el Conicet.
"Durante la obra de la rehabilitación de la represa, aprendimos sobre técnicas prehispánicas de construcción", indicó Lane quien realizó un posdoctorado en la Universidad Libre de Berlín entre 2010 y 2011 con una beca de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania.
A pesar de que un ciclón pasó por la región, la represa Ricococha Alta está funcionando bien.
"Está ubicada en el departamento de Áncash, una de las regiones más sísmicas de los Andes. Por la técnica usada por los incas y otros pueblos prehispánicos, estas construcciones son flexibles. De hecho, muchas que no fueron rehabilitadas y no recibieron mantención durante siglos continúan almacenando agua de lluvia hasta el día de hoy", detalló.
Ricococha Alta, que fue inaugurada recientemente de forma oficial, tiene una capacidad de treinta mil metros cúbicos de agua y ya comenzó a satisfacer necesidades de consumo personal para 1.200 personas y actividades agropecuarias de dos comunidades (Cajabamba Alta y Putaca) y de otras 250 viviendas ladera abajo.
La construcción de una represa de cemento para las comunidades del lugar requería un millón de dólares, mientras que la rehabilitación de Ricococha costó 120 mil dólares donados por la Fundación alemana Gerda Henkel.
Durante la inauguración de la represa - que ahora almacena agua de las lluvias registradas desde octubre del año pasado a marzo - , Lane destacó que su buen funcionamiento puede ser el puntapié "para la rehabilitación de más represas prehispánicas que pueden ser parte de la solución en un contexto de cambio climático que atraviesa el siglo XXI y por el que los pueblos de los Andes sufren de un alto estrés hídrico".
"Este proyecto es parte de un trabajo que realizo hace 25 años. Dirigir una rehabilitación de una represa siempre fue mi sueño y me siento muy orgulloso de haberlo podido hacer porque siempre quise llevarle algo de vuelta a las comunidades y qué mejor que agua y el potencial económico que eso contrae", indicó a Télam.
Se estima que en la Cordillera Negra de los Andes norcentrales podría haber restos arqueológicos de más de 200 estructuras de represas prehispánicas.
Según informó Lane, la idea es realizar un relevamiento detallado de todas esas construcciones de las cuales se estima que un tercio podrían ser rehabilitadas.
Panorama Nacional, lunes a viernes de 6.00 a 7.00.
Etiquetas: Conicet, Patricia Chaina, Perú