El corresponsal de Página 12 en Francia describió la situación que se vive en ese país, donde miles de personas salieron a las calles de París y las principales ciudades francesas en una jornada de paro general, convocada para reclamar un alza salarial que compense la inflación y defender el derecho a la huelga en las refinerías intervenidas por el Gobierno de Emmanuel Macron ante el desabastecimiento de combustible.
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Eduardo Febbro señaló que "hay un clima tenso por el aumento real de la energía con la perspectiva de inverno y otoño que puede acarrear muchos gastos".
Para hacer frente la realidad económica que se vive en el país, sostuvo que "la gente está planteando un aumento de salarios".
Francia, la segunda economía de la Unión Europea (UE), registró en septiembre la tasa de inflación armonizada más baja de la zona euro, un 6,2% anual, por debajo de otras economías como Alemania (10,9%), Italia (9,5%) y España (9,3%), según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat).
Pero el clima social es tenso. El temor a perder poder adquisitivo fue la principal preocupación de los franceses durante las últimas elecciones y el llamado a ahorrar energía para evitar cortes en invierno enrarece el ambiente.
Cuando Francia empezaba a pasar página de la pandemia, Rusia lanzó una ofensiva en Ucrania que, junto a la respuesta de Moscú a las sanciones occidentales, disparó los precios de la energía y de los alimentos para hogares y empresas.
Curtido por la protesta social de los "chalecos amarillos", cuyo detonante en 2018 fue el alza del precio del combustible, el Gobierno de Macron aprobó rápidamente medidas para limitar el encarecimiento de la energía.
Pero los sindicatos rechazaron la decisión del gobierno de obligar a trabajar al personal en huelga de TotalEnergies para paliar el desabastecimiento de combustible, que afecta desde hace días a casi un tercio de las estaciones de servicio del país.
Además del alza salarial, los huelguistas piden un mejor reparto de los beneficios obtenidos por el gigante energético -más de 10.000 millones de dólares en el primer semestre de 2022-, un reclamo que entiende más de la mitad de los franceses.
Al rechazar gravar estos "superbeneficios" a nivel nacional, Macron situó al gobierno "en el campo de la gran patronal, en total desconexión con una gran parte de los franceses que sufren la inflación cada día", según un editorial del diario Libération.
El Ejecutivo se dispone incluso a recurrir a un polémico método parlamentario, llamado 49.3, para adoptar su presupuesto de 2023 sin el voto necesario de la Cámara baja, que lo debate actualmente.
Macron busca así evitar las enmiendas adoptadas por los diputados contra la opinión de su gobierno, como un alza del impuesto a los "superdividendos".
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Con Darío Villarruel, Sofía Muschetto y Jorge Vaccaro.
Etiquetas: Eduardo Febbro, Francia, Inflación