De profesión tambero, Orlando cuenta que vive en la casa que fue de sus padres, en Aldea Santa María, y trabaja la tierra que fue de sus antecesores, lo que para él significa que la vida le hizo “amar la tierra”. Afirma que desde pequeño advirtió que algo estaba mal y realizar una capacitación en INTA le permitió aprender de qué manera conservar el suelo. Sostuvo que no fue fácil hacer entender a otros productores la relevancia de tener un suelo sano y mencionó que en 1990 se sancionó la ley de conservación. “Creo que es necesario que se siga concientizando, que la gente se involucre”, dice apasionado y remarca que “la tierra es vida y hay que honrar la vida”. Aldea Santa María es la organizadora de la tradicional Fiesta de la Conservación del Suelo.
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