El fotógrafo Matías Quirno Costa participó en Tampoco es Para Tanto de las entrevistas íntimas e interactivas, para conocer al personaje, intituladas Charlas de Living. El oficio de fotógrafo es respetado y perseguido a la vez. Hay lugares en donde no pongo que soy fotógrafo para evitar algún resquemor. Busco narrar historias de la gente y su lugar. Con la fotografía intento impactar, que quién mire la foto se interese por la temática, cambiar algo en definitiva, una mirada, una realidad”.

Matías Quirno Costa comentó: “comencé a sacar fotos de chico porque mi papá me había regalado una polaroid y fotografiaba todo lo que se me cruzaba, pero nunca me lo había planteado como una profesión y me arrepiento de eso. A los 30 años hice un curso con Pablo Camperi y nunca dejé de sacar fotos. En estos años hice trabajos importantes y otros menos pero cuando digo importantes es porque tienen que ver más con la intensidad del trabajo y no tanto la cuestión con el rédito económico”.

El fotógrafo comentó que, “a pesar de haber recorrido varios lugares que estaban en conflicto bélico o situaciones muy dramáticas, hasta el momento nunca me plantee no puedo hacer más esto teniendo en cuenta que las fotos que retrato en situaciones son muy dolorosas. En general lo que me sucede es que yo estoy metido en la situación y espero la mirada y el gesto, porque la fotografía es eso es esperar y tratar de ser fiel en lo que sucede en ese momento”.

“Lo que busco con los viajes que hacemos es que aprendan lo que se llama narración fotográfica, narración con imágenes, contar con las fotos. Les explico que tal cual sucede con los cuentos que haya una foto introductoria, para dar paso al conflicto y el desenlace”.

Después de visitar el Sahara Occidental, Irán, Bosnia y Siria, comentó como pendientes, a pesar de haber cumplido varios deseos, asistir al conflicto en Ucrania, donde no las autoridades le negaron el ingreso, y a dos figuras: el fotógrafo brasileño Sebastián Salgado y el expresidente uruguayo Pepe Mujica.