El expresidente Luiz Inácio Lula da SIlva lanzó su candidatura presidencial para los comicios del 2 de octubre y prometió "restaurar" la soberanía económica, política y social de Brasil y enviar el empobrecimiento de la población y el "fascismo" del gobierno de Jair Bolsonaro "a la cloaca de la historia", con el exrival Geraldo Alckmin como compañero de fórmula.
El exmandatario lidera las encuestas para derrotar a Bolsonaro el 2 de octubre y comenzó en San Pablo el camino de su séptima campaña, siendo el principal eje de la democracia brasileña con su fuerza, el Partido de los Trabajadores, tras haber pasado 580 días en prisión en un proceso fraudulento que fue anulado por la corte suprema por persecución política.
Con 76 años, Lula confirmó ante el público que se casará por tercera vez el próximo 18 de mayo con Rosángela da Silva, socióloga y su novia desde 2019 y que este evento de su vida privada servirá para alimentar su campaña.
"Hay que restaurar la soberanía de Brasil y del pueblo brasileño", afirmó Lula, quien defendió una mayor intervención del estado en la economía, fustigó las privatizaciones del gobierno de Jair Bolsonaro y propuso restablecer la función social de las empresas públicas como motor del desarrollo, el cuidado del medio ambiente y la lucha contra el hambre.
"Hay que cumplir nuevamente la batalla contra el hambre. Todo lo conquistado fue destruido por el actual Gobierno. Es terrible, pero no vamos a desistir", dijo el candidato, que también criticó la política neoliberal de que los salarios no logran superar a la inflación.
"Un pueblo que no puede comprar es un empresario que no puede vender", dijo en su clásico tono convocando a la alianza productiva que marcó su período de gobierno (2003-2010).
"El fascismo será arrojado a la cloaca de la historia de donde nunca debió haber salido", añadió en un mensaje dirigido a Bolsonaro y en el cual rescató que su gobierno, en caso de victoria, a partir del 1 de enero de 2023 invertirá en ciencia, educación, salud y cultura.
Por otra parte, Lula dijo que cree en la "lealtad" de su compañero de fórmula, quien fue su rival en las elecciones de 2006, en el marco de la alianza con ocho partidos con los cuales pretende una mayoría legislativa inédita y busca vencer en la primera vuelta electoral, para lo cual precisa el 50% más uno de los sufragios válidos, excluidos nulos y blancos.
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