En este cuarto encuentro de Malvinas: 40 años de Memoria, estuvimos dialogando con Lautaro Jiménez Corbalán, Coronel Mayor retirado del ejército quien tenía el grado de Subteniente en Malvinas.
En este sentido, mencionó que visualizar el número 40 es bastante fuerte. Han pasado muchos años y sostiene que es difícil que transiten los días sin que el tema Malvinas se haga presente, ya que es algo con que cargan desde el día que volvieron y los va a acompañar hasta el fin.
Destacó que aquello que le hace reflexionar, es la búsqueda y la insistencia de la nación de tratar de que se haga justicia internacional con respecto a esta causa, y que queda anidada en el corazón de la mayoría de los argentinos, tema que nos une y que nos aglutina debido a que sabemos que estamos ante una injusticia. “Me atrevería a decir que a pesar de la congoja que puede ocasionar de la perdida de vida de un lado y del otro, también produce orgullo de demostrarle al mundo que ese territorio es nuestro y valió la pena pelear por él”, dijo.
“Toda guerra es el fracaso de la condición humana”, indicó. Con lo cual es como que todos perdemos siempre en la guerra, es como que no se pudo lograr un acuerdo entre seres humanos, es decir, fracasa todo. “Y aun así te lo dice un soldado que toda su vida se entrenó para pelear en defensa de su propio pueblo, así lo interpreté, lo viví y lo transmití a mi gente”, añadió.
“Nosotros somos lo que menos queremos la guerra, pero para eso hay que estar preparados. No tener ninguna capacidad de defensa, puede ser peor que la agresión”, expuso.
Lautaro detalló que a Malvinas fue con 19 años y cumplió 20 en junio del 82 y al ser tan joven, todos suboficiales eran mayores que él. Por su parte, los soldados al ser de su misma generación, la comunicación se tornaba más llana, más allá de que era el jefe de esa sección.
Asimismo mencionó que había mucho patriotismo. Cuando se enteraron en Río Gallegos que tenían que ir a Malvinas un día antes, el regimiento fue a la Patagonia para custodiar la frontera con el vecino país que había hecho un movimiento de tropas que de alguna manera ese movimiento aferró las tropas de montañas como la brigada 6, tropas mucho más entrenadas y aclimatadas al ambiente frio. “Cuando nos enteramos que íbamos a ir, nadie dijo yo me voy, yo me quedo, o tengo miedo. Fue una algarabía realmente descontrolada incluso inconsciente”, comentó.
Luego agregó que no tuvo soldados que no se hayan manifestado comprometidos y orgullosos de haber participado en esta gesta. Por supuesto que el estado anímico fue cambiando a lo largo de todo el conflicto. “Todos tuvimos miedo. Yo en algún momento tuve miedo el miedo es inherente al ser humano y es necesario tenerlo para poder sobrevivir. Lo importante es que el miedo no te agobie, no te paralice”, apuntó.
A su vez, punteó que cuando se supera el bautismo de fuego, y logras hacer lo que el entrenamiento dice que tenés que hacer, comenzás a conocer cómo te comportas, podes manejar sensaciones y emociones. En este sentido dijo: “Lo que menos uno quiere como soldado es la guerra, porque en el fondo somos los que peleamos. La dirigen los políticos y la pelean los soldados. Nosotros no estábamos felices de matar, ni que nos maten, esa es la triste realidad”.
En relación a los soldados, aludió a que el vínculo es más bien de hermanos. Particularmente con dos que le salvaron la vida, Alberto Teodoro Flores, y Carlos Antonio Salvatierra, que para él son como dos ángeles, ya que hoy, explicó, puede hablar gracias a ellos.
Por otro lado, amplificó que con las facilidades de las redes sociales se ha vuelto a comunicar con varios soldados con los que había perdido contacto. Respecto a esto manifestó: “Con la mayoría de ellos, mantenemos una relación estrecha de hermandad de lazos que fueron muy fuertes y que van a durar para toda la vida, porque eso es lo que genera este tipo de situaciones tan extremas”
Durante muchos años, confesó, contaban como algo normal lo que hicieron, sin embargo, de a poco le fueron dando el valor que realmente tiene. Los mismos británicos fueron reconociendo el valor de los soldados argentinos y no tan así los propios co-nacionales que muchas veces nos miraban con indiferencia o no valoraban lo que hicimos porque lamentablemente al final la guerra se pierde.
¿El conflicto continúa? Si, el conflicto continúa porque no se solucionó, con lo cual debemos seguir bregando para que esto llegue a un final, al menos es lo que desea la Argentina, que se haga justicia frente a un tema que no ha muerto y está más vivo que nunca, cerró.
Cabe destacar, que su libro "Malvinas en primera línea”, narra en primera persona sus vivencias y sentimientos durante la guerra. En la tapa del diario, en inglés y en español, Lautaro escribió: "Se ruega a quien encuentre esta libreta retornarla a la familia Jiménez Corbalán. Es el último deseo de un oficial argentino".
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