Pasado un mes del intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el periodista especializado en judiciales actualizó el estado en el que se encuentra la causa que investiga lo sucedido y que, advirtió, “no está avanzando”. En ese marco, anticipó que la expresidenta pedirá a la jueza María Eugenia Capuchetti que enfoque la pesquisa en la actuación de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires en torno al departamento de Juncal y Uruguay desde semanas antes del atentado en su contra.
Néstor Espósito reveló que la querella, impulsada por los abogados José Ubeira y Marcos Aldazábal, busca avanzar con un pedido de relevamiento de la actividad de la Policía de la Ciudad desde junio ó julio pasados, cuando empezó a operar como organización pretendidamente revoltosa Revolución Federal.
Por otro lado, el periodista precisó que, según el fallo de la jueza, el primer intento para asesinar a Cristina Fernández de Kirchner fue abortado por la presencia de un móvil del canal de noticias C5N y ocurrió el sábado en que colocaron vallas para supuestamente garantizar la tranquilidad del barrio de la Recoleta y terminaron generando una jornada de tensión que cedió cuando Cristina Fernández salió a hablar a un escenario improvisado cerca de la medianoche.
Así lo demuestran los teléfonos de los imputados, especialmente en los últimos días el del jefe de «los copitos» y flamante procesado Gabriel Carrizo.
Si al expediente se le retiraran los aportes de los teléfonos sólo quedaría como consolidada la participación directa de Fernando Sabag Montiel en el disparo fallido y la presencia de Brenda Uliarte en un segundo plano de la escena.
El viernes por la noche, la magistrada dispuso el procesamiento de Carrizo y Agustina Díaz como «partícipes secundarios» del intento de magnicidio.
El 4 de octubre los abogados de Carrizo, Gastón Marano y Brenda Salva tendrán una audiencia en la Cámara Federal en la que insistirán con la nulidad de los chats obtenidos de ese teléfono, que entregó voluntariamente cuando era testigo y fueron utilizados para incriminarlo y detenerlo.
Lo que para los investigadores son intercambios de mensajes indicativos de que fueron ellos quienes planificaron el ataque, para las defensas son bromas y fanfarroneadas de un grupo de emergentes de una sociedad sumergida y con pocas luces.
La querella, en tanto, no quiere que la jueza Capuchetti eleve rápidamente a juicio oral esta primera parte de la investigación sino que espera que la Cámara confirme esos dos nuevos procesamientos y con esos cuatro imputados estará en condiciones de impulsar un juicio que podría bautizarse como «Magnicidio 1».
Panorama Nacional, lunes a viernes de 6.00 a 7.00.