Lo que comenzó como una pequeña producción de vino para consumo familiar en La Pampa, se convirtió en una bodega consolidada que hoy recibe reconocimiento nacional e internacional. Quietud, ubicada en Santa Rosa, combina tecnología de punta con un enfoque artesanal para ofrecer una amplia gama de varietales y blends que ya han cosechado más de 30 premios.

El creador de la Bodega Quietud, Ricardo Juan, visitó el estudio de Radio Nacional Santa Rosa para dialogar con el equipo de Ramos generales y destacó cómo aquel proyecto iniciado en 2008 fue creciendo a partir de una inquietud personal que pronto se convirtió en un emprendimiento profesional con identidad pampeana.

"La familia me contagió la pasión por el vino. Cuando fui a Italia, me vine con un instructivo y acá le pusimos todas fichas. La finalidad era compartir el vino que hacíamos con los amigos y la familia. El vino une, y eso me llevó a conocer mucha gente de diferentes puntos, como Mendoza; y esa pasión se convirtió en producción", expresó.

La bodega cuenta con una capacidad de producción cercana a los 29.000 litros y procesa diez cepas distintas, entre ellas una blanca (Chardonnay) y una variedad de tintas que incluye desde Malbec y Merlot hasta Tannat, Bonarda y Petit Verdot. Además de los varietales clásicos, Quietud también se destaca por la elaboración de blends bi y trivarietales, y por su producción de vinos de cosecha tardía natural.

"Esta bodega me da vida permanentemente. Cuando tenemos la satisfacción de que algún vino llega a un punto muy importante, eso nos empuja a trabajar mucho más", resaltó.

Una particularidad del proyecto es que la bodega no cuenta con viñedos propios: la materia prima proviene del Ente Provincial del Río Colorado, que abastece de uvas cultivadas en suelo pampeano. Todo el proceso de elaboración se realiza en las instalaciones de Quietud, donde el equipo técnico se encarga de transformar la uva en vinos con sello local.

El reconocimiento a nivel nacional llegó con varias distinciones en certámenes especializados, lo que posicionó a Quietud como una de las bodegas emergentes más destacadas del país.