Esto no debe traducirse como que hay alimentos “milagrosos” ni “curativos”, sino que el hecho de llevar una dieta saludable y mantenerse en un peso adecuado, es una forma de prevenir ciertos tipos de cáncer.
En el caso concreto del cáncer de colón se sabe que alimentos que contienen nutrientes, como la vitamina C y la vitamina D influyen en la prevención de gran parte de este tipo de tumores. Sin embargo, un consumo bajo de vegetales sin almidón o frutas podría aumentar el riesgo a padecer un cáncer de colon en el futuro.
Desde que se relacionó el consumo de alimentos ricos en fibra como un factor positivo en la prevención del cáncer de colón, se comenzó a entender que nuestro microbioma, es decir, el conjunto de microorganismos (o microbiota) que está presente en nuestro cuerpo, tiene que ver con el origen de esta enfermedad. En concreto, los estudios apuntan a que hay ciertas bacterias proinflamatorias que podrían estar relacionadas con este tipo de cáncer.
De esta forma, la explicación detrás de esta relación entre cáncer de colon y alimentación tiene que ver con el potencial inflamatorio que tienen ciertos nutrientes en el sistema digestivo. Algunos de estos nutrientes proceden de alimentos ricos en ácidos grasos saturados.