En Florencia, el 28 de noviembre de 1632 nace Gianbattista Lulli, quien luego de radicarse en París, se transformaría en Jean-Baptiste Lully, despótico director de la vida musical en los tiempos de Luis XIV y, sin lugar a dudas, el más extraordinario compositor del barroco medio francés. Además, creó la «tragedia lírica», género de ópera francesa que se caracterizó por las complejas puestas en escena, además de ballet y la utilización de profundos textos literarios.
Los invitamos a escuchar la ‘Passacaglia’ del 5º acto de su ópera Armida, por el tenor Cyril Auvity junto con Les Arts Florissants, todos bajo la dirección de William Christie.
Además, un 28 de noviembre de los siguientes años
1811 en Leipzig, lejos de la Viena en la que fue escrita, se estrena el Concierto Nº5 para piano y orquesta de Beethoven, el célebre Concierto del emperador
1829 en una pequeña de población judía, al noroeste de Odessa, nace Anton Rubinstein, compositor, director y notable pianista, para muchos, el único que podía competir con Franz Franz Liszt en pie de igualdad.
1865 en Zürich, Brahms estrena el Trío para corno, violín y piano en Mi bemol mayor, op.40 y así agrega una nueva obra para avanzar en la conformación del corpus más notable de la música de cámara del romanticismo.
1909 en el New Theater de New York, Rachmaninov hace historia y, con la dirección de Walter Damrosch, estrena su bellísimo y extremadamente dificultoso tercer concierto para piano y orquesta.
1983 en París tiene lugar un acontecimiento de relevancia mayor: Olivier Messiaen estrena San Franciso de Asís, su única ópera, compuesta entre 1795 y 1983.