Los gobernantes vendrían siendo los gerentes de la gente. Ésta, voto mediante, los eligió para que administren la cosa pública que, bienes patrimoniales del estado al margen, es la suma de las contribuciones de cada uno de los ciudadanos.
Si éste razonamiento dista mucho de ser algo sabio, inteligente, revelador ¿Por qué hubo a través de los tiempos tantos gobiernos -de la jurisdicción que fuere- renuentes a la aplicación?
Vamos a tratar de encontrar respuestas.
Hay que partir del hecho concreto que es la no implementación. Si uno piensa en comportamientos recientes que tienen castigos actuales, no hubo rendición de cuentas porque era imposible que 10 menos cinco diera cinco; podía ser tres, dos, uno o cero, pero nunca cinco.
No todo es corrupción.
Hay gestiones llevadas a cabo por mandatarios que tienen personalidades con marcados matices individualistas. Así, les resulta muy difícil aceptar pensamientos distintos a los suyos. En Democracia, eso es negativo. En Democracia se acepta el disenso que es el único camino que lleva al consenso. En Democracia, la premisa es entender el significado de la palabra: “Gobierno del pueblo y para el pueblo”. En Democracia, entonces, los Ejecutivos proponen, porque así lo ha decidido la voluntad popular, pero no disponen (al menos no solos) si bien es cierto que tampoco pueden gobernar en un estado de deliberación permanente. De equilibrio se trata, entonces.
Si bien es difícil (y hasta injusto) juzgar intenciones ¿Sería imprudente conjeturar que también hubo un mix de las dos opciones analizadas?
Cuando próximamente se aplique en todo el ámbito de la provincia de Mendoza la ley de Acceso a la Información Pública, y todos y cada uno de nosotros podamos conocer (En el caso de la obra pública, por ejemplo) procesos de adjudicación, montos y demás, se habrán terminado dudas y especulaciones como las planteadas.
Por Roberto A. Bravo
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