Desde Villa Gesell hasta Capital: la historia dulce detrás del clásico argentino

Ian Navarro, tercera generación de El Topo: “Queremos que el churro se disfrute todo el año”

En Amnesia, con Pablo Valente, Ian Navarro —gerente de las churrerías El Topo en Capital y parte de la tercera generación de la familia fundadora— repasó la historia de la marca que nació en Villa Gesell en 1968 y hoy se convirtió en sinónimo de sabor argentino.

Todo empezó cuando Hugo y Cacho, alentados por un amigo, se animaron a abrir su primera fábrica en la calle 110 de Gesell. El nombre “El Topo” fue sugerido por un letrista, inspirado en el entrañable Topo Gigio. Desde entonces, la tradición familiar se expandió por todo el país, con una propuesta que combina recetas clásicas y sabores innovadores: desde los infaltables churros con dulce de leche hasta versiones saladas con roquefort, cheddar, aceitunas o jamón y queso.

Navarro contó que, aunque al principio fue difícil que el público porteño adoptara el hábito de comer churros fuera del verano, hoy los locales de Capital son un éxito. “Hay algo de volver al verano, de revivir esas vacaciones con solo probar uno”, dijo entre risas.

En la actualidad, El Topo cuenta con siete sucursales activas en Buenos Aires, dos de ellas con productos sin TACC, y prepara nuevas aperturas. Para celebrar el Día Internacional del Churro, este 11 de noviembre habrá 50% de descuento en PedidosYa y una promo especial en mostrador: llevando una docena de rellenos, media docena de regalo.

“Nos gusta innovar y jugar con los sabores, pero lo más importante sigue siendo la sonrisa de quien prueba un churro calentito”, resumió Ian, con el entusiasmo de quien lleva el legado familiar en la sangre.