El antropólogo, Gonzalo Iparraguirre, destacó la importancia de “sentir la experiencia del tiempo independientemente de que lo tengamos que medir como si fueran segundos, minutos o años” y lo diferenció de la temporalidad que es “la interpretación que hacemos de ese devenir”.
“El tiempo es un devenir que nos atraviesa, es algo que nos da vida, que nos da existencia independientemente de que nosotros lo podamos medir o no”, dijo el autor del libro “El tiempo no es dinero” en diálogo con el programa Nunca es tarde, conducido por Adrián Noriega.
Explicó que, a diferencia de Occidente, “en otras culturas encontramos ejemplos muy concretos que con los que podemos pensar el tiempo como otra cosa que no tiene que ver con que nosotros tratemos el tiempo como un recurso”.
“La idea de que el tiempo sea dinero es creer que es un recurso que uno lo puede dividir acumular”, afirmó.
Explicó que el tiempo es “aquello que transcurre, más allá de que estemos o no vivos y la temporalidad es la interpretación que hacemos de ese devenir”.
“Nuestra temporalidad la podemos percibir a partir de los ritmos biológicos, pero también tenemos ritmos sociales que son aquellos que nos permiten convivir con los demás”, agregó.
Iparraguirre señaló que “hay sociedades que entienden que, por ejemplo, el ritual semanal de trabajar determinada cantidad de días y descansar determinada cantidad de días es una obviedad, pero otras culturas lo ven diferente, entonces ahí te das cuenta que la temporalidad es sensible al contexto cultural”.
Advirtió que hoy hay una “obsesión por la velocidad y por hacer muchas cosas a la vez que en definitiva solamente se detienen cuando uno está con un problema de salud”.
Contó que asesora a grupos y personas a los que aconseja “poner foco en el día a día, que la unidad de análisis sea lo que a vos te pasa cuando vos te despertás y cómo gestionas tu día hasta que vuelves a despertarte”
“Si lo que haces tiene sentido en esa unidad podemos después pensar en cómo eso resuena en un plazo de una semana en un mes o inclusive en términos de planificación anuales, pero lo que haces en términos proyectivos tiene que ver con razonar en tu día a día, de lo contrario empiezan las contradicciones”, resaltó.
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