Existen prejuicios y lugares comunes en el fútbol. Calificaciones que damos por sentadas porque "siempre fue así". Hasta que aparecen los disruptivos, aquellos que cambian los mandatos establecidos.
Hoy el Napoli en Italia es la bandera de la insurrección del calcio: gana, golea y, sobre todo, gusta. Tiene al toque como bandera irrenunciable. Empieza a configurar sus ataques con la prolijidad en la salida y las asociaciones entre sus jugadores a partir de la tenencia de pelota. Casi un antagonismo de la idea de un fútbol físico, fuerte y de corte primordialmente defensivo, el catenaccio.
El juego vistoso, veloz, efectivo y de permanentes asociaciones tiene un andar demoledor en los números. El objetivo es ambicioso, terminar con el dominio de Juventus campeón de las últimas 6 ediciones del Calcio. El registro del equipo Napolitano es abrumador en el comienzo de la temporada; invicto en 11 fechas ganó 10, empató 1, hizo 32 goles y le convirtieron 8.
Dries Mertens, belga, 30 años, 1,69 de altura, es una de la figuras del equipo. También el goleador: suma 10.
Comparte ataque con Insigne y Callejón. La otra pieza del cuarteto ofensivo es el eslovaco Mark Hamsik, capitán y símbolo de esta etapa del Nápoli.
El recorrido en Champions y en el Calcio aún es largo y lejano el desenlace. Pero el Nápoli muestra en los primeros tramos de la temporada que más allá de llegar, lo importante es el camino.
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