Lo expresó, Rocío López Barrionuevo es la mamá de Ulises. Ella es hincha fanática de Atlético Tucumán y su hijo es hincha de San Martín.
Cobró notoriedad porque le escribió una conmovedora carta a su hijo y que la publicó en las redes sociales.
Escuchá el diálogo con Radio Nacional Tucumán.
La carta.
"Hasta no hace mucho tiempo, renegaba de lo que yo veía como tibieza de mi vieja, que decía ser hincha de Atlético, sin embargo sufría cuando jugaba San Martín porque uno de mis hermanos era ciruja. Después la entendí. El pibito de la foto se llama Ulises, no se perdió un partido de San Martín de local, es socio de su club, sabe las estadísticas de manera perfecta, por gusto propio, no se le escapa un dato del rival, ni de los jugadores.
Gane o pierda San Martín el vuelve de la cancha feliz, y creo que es porque a su corta edad entendió a la perfección el concepto de hincha. Hoy, como cada fin de semana de partido, le preparé con amor la ropa, charlamos de fútbol, y todo eso que hacemos siempre. Lo pasó a buscar su tío para ir en bondi una hora hasta Ciudadela, donde lo esperaba su papá. Siempre me quedo con la última imagen de él al irse, hoy lo vi como sonreía mientras atesoraba bajo el brazo la bandera que lleva siempre y cuelga en la platea que dice "Toro y Pampa".
Soy su mamá, hincha de Atlético desde que nací gracias a mí viejo y a mí hermano del medio. Lloré, y soy feliz con mí club. Mientras almorzábamos le pregunté si él creía que iban a ascender, y me contestó muy seguro que sí, pero como siempre, me retruco con: "¿vos querés que ascienda?" Cómo no voy a querer, si este pendejito de 7 años se bancó calor y lluvia por su equipo, si no se le escapa un dato, si jamás renegó de sus jugadores, si juega solo en el fondo emulando sus hazañas ...
Cómo no voy a querer que viva un ascenso, cómo puedo ser una simple hincha, si soy su mamá. Y de pronto me encontré, viendo el partido por internet, gritando en una jugada "¡una más la concha de la lora! ¡Una más!" Y se me salía el corazón ... o la mitad que me quedaba, porque la otra parte se la lleva el cada vez que se va a la cancha. Y no me da vergüenza decirlo, grité los goles de San Martín con el corazón de una madre, como la mía los habrá gritado también, ante mí mirada descolocada.
Grité por amor a él, a este enano de 7 años que aunque llueva lo dejo ir a ver a su san Martín, por se qué significa estar listo 5 horas antes para ir a ver un partido. Grité por la esperanza y el optimismo que él tiene en cada encuentro, por la fe que deposita en tipos que ni lo conocen ni lo conocerán, tipos que lo hacen sonreír y cantar fuerte, a veces sin entender lo que canta, pero con el alma.
Cada jugada la sufrí tanto, x él, porque quizás ni podía ver qué pasaba en la cancha porque es chiquito y lo habrán tapado un montón de veces. Qué diferente sería el fútbol si todos vieran con el corazón de los niños, como el mío, que ahora que llegue a la casa seguirá con su vida normal, sin pelear con nadie por los colores, sin gastar a nadie, simplemente conforme con ser feliz.
Si alguna vez lo ven en la calle o en la cancha, preguntenle sobre las estadísticas, eso sí, prepárense para agarrar el celular y googlear, es veloz su mente. Mi genio amor, no sé que pasará de ahora en más, pero hoy, aquí y ahora te digo ... Gracias por ser hincha de tu club así ... de esa manera, y aunque no me veas, te juro que me imagino que te abrazo en cada gol y te consuelo en cada derrota.
A mí, ¿qué me van a hablar de amor?"