“Es la primera vez que se consiguen recuperar bienes vinculados con la corrupción”, dijo Hernán Lombardi, al entrar al edificio donde están los equipos de animación audiovisual que fueron comprados por el ex ministro Julio De Vido, para la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), en la calle Sánchez de Bustamente 59, a pocos metros de la avenida Rivadavia.
Es que la UNSAM tuvo que devolver el edificio y los equipos tecnológicos al Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, luego de un fallo del juez federal Claudio Bonadio, que resolvió darle el control del equipamiento, en el marco de su investigación por supuestos ilícitos cometidos por De Vido y la UNSAM.
“Esto costó $ 350 millones, para beneficiar a las productoras amigas del kirchnerismo. Pero además hubo sobreprecios y todavía hay faltante de equipamiento. Es como los bolsos de José López”, afirmó Lombardi, titular del Sistema de Medios Públicos. Y señaló el equipo de Captura de Movimiento más grande de Latinoamérica (llamado Mocap, por Motion Capture), similar a los que tienen estudios cinematográficos como DreamWorks.
La recorrida fue impactante. El primer salón, de 290 metros cuadrados, tenía 72 cámaras de 16 Megapíxeles (MP), colocadas en las paredes, que permiten la captura simultánea de hasta 19 personajes al mismo tiempo. Hacía mucho frío en el salón, para conservar adecuadamente las cámaras, las computadoras, las tres islas de captura de imágenes en movimiento y la pantalla de 84 pulgadas que emite lo que hacen los actores.
“Estos sensores se le ponen a éstos pantalones y a éstas chaquetas, para grabar los movimientos”, explicó el especialista Maximiliano Seif, responsable de Espacios Físicos del Centro Cultural Kirchner, que acompañó la recorrida por las instalaciones del Mocap; mientras mostraba los trajes y los sensores que pueden usar los actores para trasladar sus movimientos a imágenes digitales por computadora.
“Hubo corrupción y despilfarro”, afirmó Lombardi, señalando dos salas de posproducción con 200 computadoras, pantallas para dibujar (pen tablets), sillas muy confortables y sillones de diseño, muchos de los cuales todavía no fueron nunca utilizados. Al costado de esa sala, en el primer piso, había una pila de servers, con costosísimos equipos y muchísima capacidad de procesamiento.
La recorrida continuó por el subsuelo, donde había 25 computadoras en sus cajas, 15 pen tablets grandes y 25 tablets pequeñas, junto con una gran cantidad de auriculares especiales y otros equipos. “No hay nada que justifique estas compras”, aseguró Lombardi, sacando algunos equipos de sus cajas, para mostrarlas. Y Seif señaló uno de los baños, para resaltar que "la obra civil costó unos $ 35.000 el metro cuadrado", cuando el dólar costaba menos de 10 pesos.
Un detalle que llamaba la atención en la recorrida por el edificio que era de la UNSAM fue una pared construida de apuro, con ladrillos a la vista. “Trajimos a unos albañiles, para que construyan esa y otra pared, para que no puedan entrar desde los dos edificios que la UNSAM tiene a los costados de éste”, explicó Lombardi.
Es que el edificio donde están todos los equipos de efectos especiales estaba cedido en comodato a la UNSAM. Pero luego de la decisión del juez Bonadio, la Agencia de Administación de Bienes del Estado (AABE) revocó “el permiso de uso precario y gratuito” que le había otorgado a esa universidad. Y resolvió la semana pasada asignar el inmueble al Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos. Los otros tres edificios que también integraban el Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Tecnologías y Contenidos Audiovisuales Digitales de la UNSAM todavía siguen en manos de esa universidad. Allí hay un salón para eventos, salas de audio y estudios de grabación, entre otros espacios.
Gentileza Diario Clarin
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