Oscar “Cholo” Gómez Castañón conversó con Fidelina Díaz, maestra bilingüe chorote – español. Vive en una comunidad Chorote dentro del monte, a 6 kilómetros de Santa Victoria, donde ejerce su profesión.
“Yo pertenezco a la comunidad Pomis Jiwet, que significa Lugar de los tambores, donde intervengo presidiendo la misma y siendo vocera del cacique Virgilio Díaz”.
“En mi aula tengo alumnos chorotes y wichís, y ejerzo como intérprete de la ´maestra blanca´, como le decimos acá, ella da en español lo que marca el plan de estudios y yo interpreto, traduzco a los alumnos con la intención de integrarlos al sistema educativo, también tienen clases de chorote, wichí y español. Lamentablemente no continúa así en el sistema secundario, por lo que se da un gran porcentaje de abandono de los estudios”
“En la comunidad tuvimos y tenemos proyectos que vamos llevando a cabo, en los últimos años logramos tener un pozo de agua y electricidad, estamos tratando de comenzar un proyecto de agricultura. El estado está presente, muchos desocupados reciben la ayuda social, pero son paliativos, y muchos trabajan en sus oficios en lugares de la cercanía.”
“Cuando vienen estamos dispuestos a escuchar, estamos abiertos a todo, pero queremos que se acerquen también para escucharnos, no sólo a proponer, nosotros intentamos desarrollar programas.”
“Por ejemplo, es difícil que acepten culturalmente las viviendas construidas con planes estatales, siguen viviendo en chozas de adobe, de acuerdo a sus creencias ancestrales, y lo que intentamos es mejorar las estructuras existentes, por ejemplo los techos están hechos de ´palo bobo´, con plásticos y tierra encima, pero no resisten las lluvias fuertes y prolongadas que se dan en la región”
“Nuestro pueblo se llama Pomis Jiwet, Lugar de los tambores, proveniente de un lugar cerca del Pilcomayo, también el nombre es un símbolo de resistencia, lo rescatamos, que es donde tradicionalmente nos reunían nuestros ancianos a oficiar nuestras ceremonias tradicionales, por ejemplo el Fin de Año, territorio que fue desplazado y bautizado La Gracia, por la Gracia de Dios.”
“Durante los operativos, el estado nos asignaba a la fuerza nombres y apellidos en español, lo que fue un atropello y una falta de respeto a nuestras creencias, costumbres y derechos culturales.”
“En cuanto a nuestras tierras, salió el fallo judicial, pero para mí, hasta no ver el título… siguen usurpando y talando en nuestras tierras.”
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