Hoy se cumplen 45 años que, tras 17 años de exilio, el fundador del Partido Nacional Justicialista volvió a la Argentina.
El régimen militar, que había tomado el poder seis años antes echando de la presidencia a Arturo Íllia, tambaleaba y, acosado por la guerrilla y sin el apoyo popular de otros períodos de facto, el presidente Alejandro Agustín Lanusse había aceptado la vuelta del proscripto, no sin antes desafiarlo con un “No le da el cuero para venir” (Perón tenía 77 años).
En agosto del ´72, el delegado personal de Perón, Héctor Cámpora, anunció que el ex presidente retornaría “antes de fin de año”.
Ya en noviembre, Perón envió un par de mensajes, solicitadas mediante: el día 7 manifestó su firme decisión de volver “sin rencores” y de “servir a pesar de los años”. El 15, desde Roma (Italia), pidió a sus Compañeros “Cordura y madurez política; orden y tranquilidad para acompañar una misión de paz y no de guerra”.
El 17 de noviembre, a las 11,20 H, el DC 8 de Alitalia aterrizó en Ezeiza bajo una fuerte llovizna. El descenso del General fue cubierto por un paraguas que sostenía el Secretario General de la C.G.T. José Ignacio Rucci. La foto es una imagen imperecedera del retorno.
Lo anecdótico
En el programa Como Somos (que se emitía por LV4 Radio San Rafael) el 15 de noviembre de 2007, el histórico ex goleador de San Lorenzo de Almagro José Francisco Sanfilippo, una de las 154 personas que acompañaron a Perón en la nave que lo trajo de regreso al país, contó que la mayoría de los dirigentes políticos, sindicales, ex militares, empresarios, deportistas, artistas, científicos y hasta religiosos se fueron “de joda en Roma” mientras que él (“y un par más”) se turnaron para cuidar a un Perón que (con la salud muy deteriorada por problemas cardíacos) se quedó en cama en el hotel.
A juzgar por los dichos de Sanfilippo, aquella no fue una noche de Lealtad.
Por Roberto A. Bravo
Etiquetas: Columna de Opinión