La Iglesia expresó públicamente su preocupación por la situación que se vive en la provincia de Formosa, a raíz de las fuertes restricciones impuestas por el gobernador Gildo Insfrán, y denunció “el ejercicio de cualquier forma de represión violenta contra ciudadanos que reclaman por la plena vigencia de sus derechos humanos y sociales”.
Con la firma de su presidente, Oscar Ojea, el Episcopado le envió una carta al obispo de Formosa, José Vicente Conejero Gallego. Le hizo llegar un mensaje de “cercanía fraterna y solidaridad” por la situación que atraviesa el pueblo de la provincia.
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