El actor Enrique Liporace, prolífica figura de los escenarios y los sets argentinos que falleció anoche a los 82 años, está siendo velado en una funeraria del barrio porteño de Palermo y a las 11.15 será inhumado en el Panteón de Actores del Cementerio de Chacarita.
La noticia del fallecimiento y de las dos sedes para despedir al artista nacido el 10 de junio de 1941 fue hecha pública por la Asociación Argentina de Actores, entidad a la que estaba afiliado hace más de seis décadas.
Su última actividad laboral fue en la comedia teatral “Divina familia”, que se presentó en Mar del Plata en el verano de 2023 bajo dirección de Roberto Antier, una labor que marcó su regreso a escena tras padecer las secuelas de una vacuna contra el Covid que le ocasionó la pérdida parcial de la visión.
Sin embargo, hay una participación suya ahora convertida en póstuma en “El jockey”, filme de Luis Ortega protagonizado por Nahuel Pérez Biscayart.
Dúctil y solvente como intérprete, en teatro (donde se animó a la dramaturgia y la dirección) Liporace se destacó en “Más respeto que soy tu madre”, “Cremona”, “Knepp”, “Según pasan los años”, “El pan de la locura”, “La opinión de Amy” y “La divina familia”, por citar apenas un puñado de títulos.
En televisión participó de recordados ciclos entre los que se contaron “Los Roldán”, “Resistiré”, “La dueña”, “Historia de un clan”, “El marginal”, “Montecristo”, “Poliladron”, “Educando a Nina”, “Rosa de lejos”, “El pulpo negro” y “Mujeres asesinas”.
Su actividad cinematográfica -con más de 70 títulos- comenzó en 1963 en “La terraza”, de Leopoldo Torre Nilsson, y “Placeres conyugales”, de Luis Saslavsky.
Capaz de asumir diferentes roles fue figura repetida en películas de Adolfo Aristarain (“Tiempo de revancha”, “Últimos días de la víctima” y “Martín –Hache-) y de Israel Adrián Caetano (“Bolivia” y “Un oso rojo”).
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