Oscar “Cholo” Castañón conversó con Pedro “Picaflor” Gazzoni es de Monte Cristo, Córdoba; tiene dos feedlots, hace agricultura y en su otra actividad es cantante.
Su vida de chico estuvo rodeada de animales que criaba su padre, también llamado Pedro. Por la mañana concurría a una escuela primaria rural que le quedaba cerca y por las tardes ayudaba a su familia en las labores
Por eso, una vez que pudo comenzó a hacer changas en los campos vecinos, trabajaba por hora manejando un tractor, o simplemente cuando lo buscaban como peón por día estaba siempre listo para servir. A la vez, empezó a enterarse de los “bailongos” que se hacían en diferentes campos de la zona y fue así que para él también estas fiestas de los fines de semana se convirtieron en un clásico. No faltaba a ninguno, decía presente a todos los que le llegaban a sus oídos, aunque siempre cumpliendo con la responsabilidad del trabajo.
“Eran bailes de 600 personas, venía todo el mundo, los más pudientes llegaban en una rastrojero, el resto a caballo, sulky o carro, como podían nomás. Como yo no me perdía ninguna fiesta, los músicos me comenzaron a registrarme y cada vez más me pedían que suba al escenario a cantar con ellos. Subía, cantaba dos o tres temas y eso me ayudaba a tener éxito con las chicas, de ahí mi apodo de picaflor”
Fue así que un día, viendo el entusiasmo y la convocatoria que recibía cada vez que cantaba, “los muchachos de la banda” le propusieron ser parte de la orquesta llamada “Bahía”.
“Ellos se encargaban del alquiler de los equipos y yo, como andaba por los campos, era el que conseguía los lugares para hacer los bailes. Por ejemplo, arreglaba con las cooperadoras de las escuelas rurales, donde nosotros nos quedábamos con el valor de las entradas y con eso pagábamos los gastos de sonido, lo que sobraba nos repartíamos, y la cooperadora manejaba el buffet. Una vez a la semana iba a la ciudad capital a ensayar”,
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