Él buscó en el humor una forma de dar testimonio de nuestra realidad.
Su permanencia en Tierra del Fuego lo hizo partícipe de diversos emprendimientos periodísticos, en la esfera privada y pública.
Su producto más elaborado fue la revista Jarana Fueguina, donde hizo humor con la política.
Un día la familia debió partir y el destino fue neuquino. Un día feliz volvimos a comunicarnos, el clima parecía el mismo, su esposa recibía otro título universitario.
Y Cay.., ¡seguía siendo Caly!