Desde La Plata, la periodista Verónica Urriolabeitia se refirió a la interna del PRO en la provincia de Buenos Aires, de cara a las elecciones previstas para este año, tras la decisión de la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich de que el intendente de Lanús y presidente interino de Independiente, Néstor Grindetti, sea su precandidato a gobernador bonaerense.
La titular del PRO en licencia indicó en ese mensaje que Grindetti "será un gran gobernador que cambiará la provincia" y ponderó su rol al frente del municipio.
Si bien Bullrich resaltó su "compromiso" por la unidad de la coalición JxC, aún resta saber qué rol ocuparán tanto Ritondo como Iguacel y De La Torre en la campaña electoral, considerando que estos dos últimos dirigentes tuvieron coqueteos en las últimas semanas con el partido del diputado Javier Milei, La Libertad Avanza (LLA).
Además de Grindetti, los precandidatos de JxC definidos para la provincia de Buenos Aires son el diputado Diego Santilli, delfín del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en territorio bonaerense; y el presidente de la Unión Cívica Radical (UCR) en ese distrito, Maximiliano Abad.
Por otro lado, la periodista se refirió a las expectativas en torno a la fecha de las elecciones bonaerenses que podrían concretarse en fecha diferente a las nacionales.
Esa convocatoria debe efectuarse con, al menos, 90 días de anticipación y tiene que llevarse a cabo entre 30 y 120 días antes de que finalice el mandato actual del gobernador, el 10 de diciembre.
Kicillof ya firmó el decreto que convoca a elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) en la provincia de Buenos Aires para el domingo 13 de agosto, en simultáneo con los comicios a nivel nacional.
Es que la Ley 14.086, que regula PASO plantea que la Provincia no puede desdoblar esos comicios, porque tienen que ir en conjunto con las nacionales.
Desde el entorno de Kicillof sostienen que el mandatario definirá qué hacer recién después del cierre de listas, el 24 de junio.
Ayer, el gobernador bonaerense expuso desde la sala Argentina del Centro Cultural Kirchner, en una mesa organizada bajo el título “Cómo radicalizar las Democracias”, en el marco del ciclo "Democracia e Imaginación Política", la edición del Proyecto Ballena 2023, del Ministerio de Cultura de la Nación.
Junto con la brasileña Manuela D'Avila, Kicillof analizó la paradoja de un presente en el que las fuerzas nacional-populares y de izquierda aparecen como "defensoras de las instituciones y de lo conseguido" ante una derecha portadora de un discurso anti-Estado que promueve "patear el tablero" con consignas como "dinamitar o semidinamitar todo", en alusión a "los Macri, los Bullrich y los Milei".
Con humor, el mandatario provincial ironizó sobre la supuesta 'rebeldía' que expresarían ese tipo de precandidaturas y dijo que lo que se proponen es "privar, reducir y quitar derechos" más allá de lo que declamen, pero además planteó que ante este escenario regional los proyectos progresistas "deben discutir el programa (de Gobierno) antes o al mismo tiempo que las candidaturas, con metas realistas".
Kicillof remarcó que el país debe lidiar con un enorme "yunque", que es "la deuda más grande de la historia de la humanidad con el FMI" y luego advirtió sobre el riesgo de que haya limitaciones en lo que se podrá realmente elegir en los próximos comicios presidenciales.
Aseguró que el desafío de los proyectos progresistas es recuperar "la rebeldía" de "enfrentar a los poderes reales desde el Estado en beneficio de las mayorías" y contrapuso esa voluntad de ampliación de derechos con una "ultraderecha falsamente rebelde" que se pretende transgresora pero va a rendir cuentas al foro empresario de Llao Llao y es "sumisa del negocio de la banca".
"Si uno vota a un partido o a otro partido pero el programa (económico) es el que determina el Fondo, uno diría para qué votamos", se preguntó ante el silencio del auditorio, y completó su advertencia al plantear que durante los años '90 "el hombre fuerte de un Gobierno neoliberal era el ministro de Economía, no el Presidente".
Como modelo antagónico a esa subordinación, Kicillof citó unas declaraciones que Néstor Kirchner compartió antes de asumir su Presidencia en el año 2003, cuando le preguntaron quién sería su ministro de Economía (que en una primera etapa seguiría siendo Roberto Lavagna, heredado de la gestión provisional de Eduardo Duhalde).
"La derecha tiene muchos candidatos con distintos ropajes, pero tiene un solo programa, que es restringir, privar, reducir o quitar derechos. De un lado está la derecha y de este lado están los derechos", insistió en ese punto, en una disyuntiva que ya se convirtió en una definición de todos sus discursos con contenido electoral.
Junto a la brasileña D'Avila, referente del Partido Comunista (PCdB) en su país, Kicillof dedicó también un tramo de la charla a profundizar sobre el despliegue del discurso del odio en la región y la escalada de violencia simbólica y real que caracterizó a la presidencia de Jair Bolsonaro.
En la Argentina, acotó entonces la periodista Gabriela Pepe, moderadora del evento, ese fenómeno tuvo su antecedente más dramático en el intento de asesinato de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
D'Avila, que fue precandidata a presidenta y también diputada federal, alertó que en los últimos tiempos la violencia latente y las amenazas de muerte incluso entre entre los propios legisladores se convirtieron en un elemento cotidiano de la práctica legislativa: "Antes nos saludábamos con un 'hola'. Ahora no se saludan y los legisladores están rodeados de custodios", describió la dirigente, que en otro tramo del evento no dudó en definirse como "marxista".
Más allá de la reflexión, las urgencias electorales terminaron colándose en la charla, cuando ante una pregunta de la moderadora Kicillof preguntó si quería que contestara "como gobernador o como exministro de Economía", ante lo cual desde el auditorio alguien lanzó: "¡Como presidente!".
Pero Kicillof, entre risas, replicó: "No, como gobernador".
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