Juan Carlos Onganía llevaba un mes al frente del gobierno de facto que derrocó al presidente constitucional Arturo Umberto Illia cuando pergeñó una represión sangrienta contra la comunidad universitaria de graves consecuencias, como la masiva “fuga de cerebros”.
Efectivos de la dirección general de Orden Urbano de la Policía Federal desalojaron la toma simbólica de cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires, originada en repudio a la intervención y a favor de la autonomía que regía para las casas de altos estudios.
Gases lacrimógenos, bastonazos y detenciones masivas ocurrieron en aquella noche de barbarie, la del 29 de julio de 1966, seguida por la salida de 700 de los mejores profesores que, entre despidos y renuncias, continuaron sus carreras en otros países.
Cómo rememoraba los hechos el físico Rolando García, por entonces decano y responsable de la brillante época de Exactas, que en compañía de su vice Manuel Sadosky puso el cuerpo para proteger la institución y resultó herido por los golpes.
En esta realización de Contenidos, Radio Nacional, también el monólogo que Tato Bores le dedicó al tema.
Y los testimonios del estudiante Tomás Buch y el epistemólogo Gregorio Klimovsky, quien explica el modo en que fue reemplazado, en desmedro de la ciencia argentina, el proyecto inicial de Clementina, la primera computadora de América Latina.