Cuando ocurre la hipotermia, los neonatos tienen un mayor riesgo de enfermedad, inanición y aplastamiento.
La mortalidad perinatal es una gran causa de ineficiencia en la producción animal, especialmente en la producción porcina, con una alta incidencia en los rendimientos finales. Una de las mayores causas de esta mortalidad es la hipotermia, debido a la pérdida excesiva de calor por el bajo peso, falta de mamada, y especialmente por falta de calor externo para los lechones.
Sin embargo, son muy pocos los porcicultores que le prestan la atención suficiente, acostumbrándose la mayoría de ellos a determinados porcentajes, entendiéndolos como normales. Solamente cuando comparan sus resultados con otras explotaciones, los productores adquieren conciencia del problema.
Es importante recalcar que la especie porcina se caracteriza por presentar un porcentaje de mortalidad neonatal muy elevado, en comparación con otras especies como la bovina, ovina o equina, constituyendo aproximadamente del 10 al 15% de los lechones nacidos vivos.
Ello es debido a la propia naturaleza del lechón, al nacer con deficiencias fisiológicas muy marcadas, dificulta su adaptación al nuevo medio en las primeras 24 a 72 horas de vida. Entre estas deficiencias podemos destacar su bajo peso al nacimiento en relación a su peso adulto (el 1%). Además, nace sin pelo y con una capa de grasa muy fina, sin reservas energéticas corporales para poderlas movilizar en las primeras horas. Y si a ello sumamos el hecho de que presenta una mayor superficie corporal relativa con respecto a su estado adulto, y que no cuenta al nacer con un sistema de termorregulación maduro; todo ello provoca un bajo aislamiento del lechón respecto a la temperatura ambiente, lo que ocasiona un importante número de bajas por pérdidas de calor o enfriamiento y por hipoglucemia.
Etiquetas: lechones