Al igual que el Malbec llegó de Francia para darse en Argentina de manera fenomenal, pero sus escasas hectáreas cultivas atentan contra su potencial en el gusto del consumidor.
Si bien la variedad Cabernet Franc es una de las más plantadas en el mundo vitivinícola y muy popular en otros lugares, hace apenas algunos años está creciendo en consumo en nuestro país, de manera lenta pero a paso firme, un poco limitada por la poca cantidad de hectáreas implantadas en la Argentina, pero muy promocionada por algunos enólogos que la han mezclado con Malbec, un tipo de blend que se ha impuesto con éxito.
Según el Instituto nacional de Vitivinicultura (INV) hay apenas unas 929 hectáreas de la variedad en todas las regiones vitivinícolas argentinas, contra, por ejemplo, 15.355 de Cabernet Sauvignon –su familiar directo-, y 40.400 del Malbec, nuestra cepa insignia, que al igual que el Cabernet Franc, llegó desde Francia.
La variedad es originaria de la región de Burdeos y del Valle de Loi Si bien, en Argentina algunos ya hablan del boom en el consumo de la variedad, otros son más medidos a la hora de opinar. Pero la preferencia por el Cabernet Franc se nota, por lo menos entre aquellos consumidores “más entrenados”. “La variedad tiene un buen presente porque en parte el consumidor argentino evolucionó y se anima a probar otras cosas, por otro lado los bodegueros, dejaron de pensar que solo se puede hacer Malbec bueno”, indica el sommelier Diego Salguero. Por su parte, Vigil hace un análisis sincero del presente de la variedad: “La verdad es que hay un boom, pero sobre todo en los conocedores de vino, en los consumidores más avanzados y que exploran cosas nuevas.
La verdad es que no tenemos muchas posibilidades de crecer porque tenemos poca cantidad de hectáreas cultivadas, con lo cual se ha posicionado en una gama premium a super premium, por lo que los volúmenes son aun pequeños.
Creo que la posibilidad de tomar algo distinto con la calidad que podría tener un gran Malbec ayuda mucho a que elijan al Cabernet Franc como un sustituto, pero no creo que sea nuevo Malbec, porque para desarrollarlo necesitamos tener 10 veces más de lo que hay”. “El Cabernet Franc está siendo elegido por el consumidor porque si bien es una variedad rústica, es mucho más amable que el Cabernet Sauvignon y tiene una sedosidad que enamora. Es una variedad que sirve para la guarda de grandes vinos , contundentes al principio y muy finos después.
He probado Cabernet Franc de 15 años y son una bomba nuclear”, dice entre risas el enólogo Leonardo Quercetti, de Bodega Montequieto. De esta manera, y aun tímidamente el Cabernet Franc va ganando adeptos y hasta ha levantado en el interés de los principales concursos a nivel mundial con importantes puntuaciones para las expresiones locales de la variedad e incluso para ediciones de prensa especializadas como Decanter, que lo rotuló como el “nuevo tinto estrella”
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