Desorden. Esa es la palabra que más suena en esta edición de la Copa Argentina que edición a edición fue ganando prestigio, por el lugar que otorga a la Copa Libertadores de America y por el dinero que reparte, pero hoy las suspensiones -algunas insólitas- y cambios de horario son más frecuentes que años atrás.
Hay equipos que no saben en cuanto tiempo volverán a jugar porque ponen fechas y sedes, pero no se tiene en cuenta que, por ejemplo, los de la B Nacional no tuvieron casi vacaciones y se están rearmando.
O dos de Primera, como Independiente y Atlético Tucumán. La organización le puso dos veces fechas y sede (ambas cerca de Avellaneda), y se pusieron de acuerdo para no jugarlo. Y se debió suspender. Van a Mendoza a mediados de septiembre...bah, eso dicen...
Es como decir tengo estas convicciones, pero si no te gustan tengo estas otras. Así está la Copa Argentina que no puede cerrar partidos y sostenerlos en el tiempo. Siempre hay un cambio.
Días atrás, el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio dijo “es poco serio que te digan jugás tal día y horas después te dicen que no. Es complicado trabajar asi”.
Y un miércoles confirmaron que River juega con Instituto y el jueves confirmaron, otra vez, que el de Nuñez no juega con los cordobeses...
Y ni que hablar del tema de la neutralidad. Ese es un punto a mejorar rápidamente. Ejemplos, sobran a montones...
Lanús ante Unión de Santa Fe en Arsenal; Racing vs Mitre de Santiago del Estero en Banfield (a 15 minutos de auto de Avellaneda y a 15 horas de micro de Santiago!); San Lorenzo contra los rionegrinos de Cipoleti en Lanús. O cuando los de General Alvear debieron jugar con Estudiantes de La Plata en Banfield. Es muy curioso el concepto de neutralidad de los organizadores...
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