Genevieve Jeanningros

Quién es la monja que se saltó el protocolo del Vaticano para despedir a Francisco

En medio de la solemne despedida al papa Francisco en la Basílica de San Pedro se volvió viral este miércoles la imagen de una monja que, en contra del protocolo que solo permitía acercarse al féretro a cardenales y obispos, se aproximó al ataúd y permaneció largos minutos llorando sin que a nadie se le ocurriera retirarla.

Era sor Genevieve Jeanningros, una religiosa de 81 años amiga de Jorge Bergoglio y sobrina de Léonie Duquet, una de las dos monjas secuestradas durante la última dictadura argentina por Alfredo Astiz, luego asesinadas en uno de los “vuelos de la muerte”.

Mientras se movía la larga fila de los más altos prelados de la Iglesia romana, desentonaba la figura de Jeanningros con su mochila verde, inmóvil frente al féretro de Francisco.

“L’enfant terrible”, como le decía el papa fallecido el lunes a sus 88 años, es miembro de la orden de las Hermanitas de Jesús y dedicó 56 años de su vida a ayudar a las comunidades más postergadas de Roma, especialmente a las mujeres transexuales y los feriantes del barrio de Ostia, en la región del Lacio.

Por su amistad con el papa Francisco, y su incansable labor, Genevieve se convirtió en un enlace entre el sumo pontífice y líderes de derechos humanos y comunidades de transexuales y prostitutas.

Bergoglio no solo recibía a menudo en el Vaticano a los grupos que llevaba la monja, donde los más necesitados compartían con él sus historias, sino que Jeanningros consiguió que el papa visitara en julio del año pasado el parque de atracciones de Ostia para conversar con los feriantes.

A pesar de la rigidez de las normas de la ceremonia para despedir a Francisco, la “transgresión” de sor Genevieve junto al féretro se volvió un símbolo del amor por los más vulnerables que ambos compartían.