Casi seis meses debieron pasar desde que se encontrará muerto al soldado voluntario Pablo Gabriel Jesús Córdoba, mientras cumplía una guardia en el Grupo de Artillería 16 de Zapala, para que el juez subrogante, Hugo Horacio Greca, decidiera cambiar la caratula de la causa de "muerte dudosa" a "homicidio".
La familia de Pablo y los abogados que los representan pidieron, desde que se conoció el hecho, que se caratulara la causa como homicidio y se logró luego de que fueran presentadas una gran cantidad de pruebas científicas y que, mientras tanto, la investigación evidenciara serios errores.
Las declaraciones de los testigos presentan contradicciones varias y se le suma la desaparición de un teléfono, debido a la lentitud de la justicia en secuestrarlo, que contendría un video de Pablo durante sus últimos minutos con vida.
Entre las pruebas científicas presentadas se cuenta que el cuerpo presentaba dos disparos en la cabeza, lo que elimina la posibilidad de suicidio, que Pablo no presentaba pólvora en las manos y que el fusil no tenía huellas digitales.
Además se presume que hubo una manipulación del lugar de los hechos ya que aparecieron vainas servidas días después de que se revisara el lugar.
La autopsia piscológica determino que Pablo no tenía rasgos suicidas en su personalidad.
En diálogo con Nacional, el abogado de la familia, Maximiliano Orpinessi, crítico el accionar de la justicia que derivo en una pérdida de tiempo en la investigación.