Clara Oyuela llevó a la práctica la idea de estar 30 días sin usar un teléfono inteligente y solo comunicarse vía email o mensaje de texto a través de un celular antiguo.
De esa experiencia nació "Crónica de una abstinencia", un libro que refleja los sentimientos y sensaciones vividas por ella durante aquel mes.
Luego compartió la propuesta con chicos de educación media de una escuela de San Martín de los Andes quienes aceptaron estar sin utilizar aplicaciones de celular (solo mensaje de texto) durante 3 días y debieron ir tomando notas de las cosas que les ocurria y sentían.
Oyuela aseguró que los chicos pudieron darse cuenta que hay una forma de "habitar el mundo" más allá de los teléfonos.
Por último le propuso el ejercicio a un grupo de padres luego de que un grupo de niños de entre 7 y 10 años reclamara que sus progenitores estaban todo el tiempo con el celular.
Tanto en los registros de los adolescentes como de los adultos aparece el problema de como utilizar el tiempo libre que se genera y que esto se torna, en muchas ocasiones, insoportable.
Clara indicó que el teléfono móvil afecta los vínculos y que debería debatirse cual es la edad mínima indicada para que un niño acceda a un móvil.
Además propuso la sanció de una ley que, como con los alimentos, genere un etiquetado para los celulares donde se advierta el riesgo que conlleva el uso excesivo de estos dispositivos.
Según estudios científicos, el abuso en la utilización de celulares puede acarrear desórdenes de ansiedad y depresión, entre otros.
La psicóloga aseveró además que en las escuelas, primaria y secundaria, no debería estar permitido el uso de estos aparatos y que no es beneficioso que los chicos posean uno desde una edad temprana.