En su columna de historia, Nicolás Rzonscinsky recordó y contextualizó este trágico episodio en la historia argentina, ocurrido el 16 de junio de 1955. Fue la primera vez que un ejército bombardeó a su propia población civil, con 14 toneladas de explosivos, con el objetivo -que fracasó- de asesinar al presidente de entonces, Juan Domingo Perón y que dejó un saldo de más de 300 muertes y más de 2000 heridos.

"Sectores del pueblo, enardecidos, salen a expresar de la manera más extrema su enojo: queman la catedral, diez iglesias más de Buenos Aires, el Jockey Club, la sede del Partido Socialista y otros símbolos de ese bombardeo que acaba de recibir el pueblo. Lo curioso es que, al día siguiente, los diarios titulan con eso y no con los bombardeos sobre Plaza de Mayo. O sea, lo grave de ese día fue que se quemaron igleasias y no que mataron a 400 argentinos" criticó Rzonscinsky.

"El recuerdo de esa jornada sigue vivo en la conciencia del pueblo argentino, más allá de haber sido ocultado sistemáticamente durante años (...) Hasta hace poco no hubo cuadro, película ni libro que lo retrate. De un tiempo a esta parte, particularmente del 2005 a esta parte, el hecho es recordado cada año de manera institucional, como será recordado en cada casa peronista a lo largo y a lo ancho del país" afirmó, mientras explicó que "vale la pena recordar que una sección absolutamente minoritaria de la sociedad, aunque en ese momento pudiera producir grandes movilizaciones, tomó la decisión de bombardear su propio país y a su propio pueblo".