Por Daniel Corujo
Sin lugar a dudas, los Juegos Olímpicos es el evento madre de todos los deportes. Donde las sensaciones para deportistas (amateurs o superprofesionales), entrenadores, voluntarios y periodistas es movilizante.
Y este fin de semana se cumplen 5 años de la obtención de la medalla de Plata por parte de Juan Martín Del Potro que, en la actualidad y otra vez, lucha contra sus lesiones para volver a competir.
Y ese primer domingo de juego en Río 2016 llegó el primer cimbronazo. No solo para la Argentina, sino, para el mundo. El extraordinario partido que Juan Martín Del Potro le ganó al serbio Novak Djokovic (en ese momento como hoy era número 1 del mundo) por 7-5 y 7-5. Ese partido fue elegido como uno de los tres mejores del año por ATP. Estadio lleno. Muchos argentinos. Más los imparciales que estaban con Juan Martín porque venía de una lesión que estuvo a nada de dejarlo fuera del tenis. Fue un bombazo.
De hecho, la zona mixta para hablar con el jugador fue tan concurrida (y caotia) que muchos de los que estábamos alli llegamos tarde al partido debut del seleccionado de basquet de Ginóbili, Scola y compañía.
Meses después, en las semifinales de Copa Davis en Glasgow, charlando con Del Potro, sin micrófonos de por medio, el jugador me comentó que estuvo muy cerca de no presentarse al partido con Souza apenas 16 horas después de la “batalla” tenística con Djokovic.
En silencio, Del Potro, más allá del “ruido” que había hecho al ganarle a “Nole”, fue avanzando en el cuadro principal hasta llegar a la semifinal ante, nada más y nada menos, que el español Rafael Nadal…
Fue un partido sensacional. Un estadio lleno. Más de 20 mil espectadores. El español cinco del mundo contra Del Potro resurgiendo de sus cenizas, una vez más. Vale recordar que el argentino había pensado seriamente en su retiro en septiembre de 2015.
El resultado fue y vino siempre. 5-7, 6-4 y 7-6. Y vaya que le costó cerrarlo a Del Potro. Porque en cada match point, “Rafa” le subía la vara.
El día después fue el día de la final. Hasta allí Del Potro apenas había jugado un par de decenas de partidos oficiales. Ninguno de ellos tan exigente. Una semana que lo “metió” de nuevo en el juego grande, tanto que lo llevó a ganar la Copa Davis.
Se topó aquel domingo con la mejor versión del británico Andy Murray, dos de ATP. Perdió 7-5, 4-6, 6-2 y 7-5. Tuvo chances de ganar. Tuvo chances de colgarse la de oro. Pero había algo cierto. Del Potro había vuelto… otra vez
Etiquetas: Juan Martín Del Potro, Juegos Olímpicos, tenis