Aída Riera, nieta de Don Juan Riera, fue entrevistada, en Pan Caliente, por Oscar “Cholo” Gómez Castañón, donde Aída recorre la historia de su abuelo, su familia y la zamba que lo reflejó como leyenda, que dejaba la puerta de la casa abierta para los necesitados. Reproducen un audio donde la voz del Cuchi Leguizamón cuenta la solidaridad de Juan Riera con Manuel J. Castilla, cuando fue despedido de un medio por sus ideas políticas.
“Escuché las palabras del “Cuchi” Leguizamón la melodía, y la verdad es que me emocioné con eso que se relata, que es la verdad, el poeta Castilla era muy amigo de mi abuelo y de la familia, él vivía a la vuelta de la casa de mi abuelo, que le puso a todos sus hijos nombres mitológicos, a nosotros nos sorprendió, porque éramos de otra generación, pero me parecieron muy lindos los nombres. Mi papá de llamaba Hermes, el mensajero de Zeus, mis tíos se llamaban Víctor Hugo, Electra, Luz, Armonía, Flor, Floreal, Temis,
“Yo conocía la panadería que quedaba en la calle Lerma 830, donde se amasaba a mano, sin máquinas y todavía se usaba el horno a leña, allí se elaboraba hasta 1964, hasta que estuvo la que construyó mi padre, en la que estamos actualmente, en Independencia 885.”
“La zamba está realizada en base a la casa de familia en la calle Pellegrini 515, donde vivían mis abuelos y se hacía del despacho y venta de pan, mis recuerdos son de la panadería de la calle Lerma, yo tenía cinco años, allí conocí esta herencia que tenemos de mi abuelo, de mis padres, de mis tíos, ahí se elaboraba, se continúa elaborando, ahora con el horno a gas, el pan y los productos tradicionales, y ahí ya mi abuelo era ya de edad, porque él falleció en 1974 o sea 10 años después que se construyó esta última panadería yo lo recuerdo a él con sus canas, ya viejito.”
“Siempre fue muy temprano, muy sacrificado esto, todo el trabajo de panadero y mi abuelo con mis tíos ayudaban mucho a la gente, pasaban mucho del horario en que salía el pan calentito, y él llevaba con mis tíos, hasta el día de hoy llevamos pan, es un hábito que tenemos y lo podemos seguir haciendo, gracias a Dios, hasta el día de hoy enseñamos a nietos y tataranietos.”
Cholo le pregunta sobre la tradición de dejar las puertas abiertas por las noches, responde “Claro, esa puerta que dejaba abierta corresponde a la casa de mis abuelos, esas casas de antes que tenían un zaguán, la puerta de afuera que daba a la calle y otra puerta que daba a la casa, entonces ahí para que se resguarde la gente, siempre que alguien necesitaba de ayuda, ese fue siempre la idea que tenía él y la inculcó a toda la familia”
Cholo comenta que cuenta que cuando era niño, de cinco años, Hermes por ahí no sabía ni sumar pero él les enseñaba a vender el pan, y Aída responde “a mi papá, eso es real, con mi abuelo salía a vender ambulante con sus canastos, mi papá la única forma de vender que sabía era así, contando de a cinco unidades, si le pedían tres, respondía no, yo vendo de a cinco (risas), mi papá fue siempre muy trabajador, él llevó todo junto con mis hermanos, y continuamos los cinco hijos, y ahora estamos con los que son mis sobrinos nietos. Yo soy licenciada en Nutrición y Chef, pero panadera primero. Agrega que tiene muchos recuerdos, de reuniones de su familia con el Cuchi y Castilla en la panadería. Lamentablemente mi abuelo no llegó a conocer la zamba, porque falleció un año antes que se difundiera, la hicieron justamente en homenaje a él. Mi padre publicó un libro que se llama Juan Panadero, antes y después, justamente para que se supiera que la tradición permanece”
Etiquetas: Pan casero